Por Charles, W. Keysor, Editor Fundador de GOOD NEWS

Dentro de la Iglesia Metodista de los Estados Unidos existe un grupo silencioso minoritario. Este no tiene representación en los altos concilios de la iglesia. Sus miembros no parecen tener gran influencia en Nashville, Evanston, o en Riverside Drive. Sus conceptos a menudo son aborrecibles para los oficiales metodistas de la conferencia anual y a nivel nacional.

Me refiero a aquellos metodistas que en diversos tiempos se llaman “evangélicos” o “conservadores”, o “fundamentalistas.” Una descripción más acertada es “ortodoxos,” porque estos hermanos se atienen a un entendimiento tradicional de la fe cristiana.

Los metodistas ortodoxos vienen en diversas formas, tamaños, y colores. Pero, desafortunadamente, la riqueza y sutiliza del pensamiento ortodoxo muchas veces son pasados por alto y/o malentendidos. Hay una profunda intolerancia latente en la mente de muchos metodistas hacia la minoría silenciosa ortodoxa. Esto es en cierto sentido una paradoja porque este espíritu poco fraternal abunda en un tiempo cuando se habla mucho del ecumenismo en el metodismo- que significa una franqueza hacia aquellas creencias y tradiciones con las que pudiéramos diferir.

Sin embargo, parece ser un reflejo intelectual considerar al hermano ortodoxo como uno que es ipso facto, cerrado, ingenuo, polémico, y potencialmente cismático.

Este estereotipo contiene una sombra de la verdad. La ortodoxia es más compleja y más profunda de lo que sus críticos se percatan. La honestidad intelectual- sin hablar del amor cristiano- demanda más objetividad que la que la iglesia le otorga a la minoría silenciosa.

El Diccionario Webster nos indica que la palabra ortodoxo significa “conformarse a la fe cristiana como fue formulada en los credos y confesiones de la Iglesia.” Estos son católicos, luteranos, reformados, y anabaptistas, que quiere decir que la ortodoxia es la esencia del ecumenismo. Pero, ¿qué es la ortodoxia?

En realidad, no hay ningún misterio. Nosotros los ortodoxos creemos que la fe cristiana es declarada ampliamente en la Santa Escritura y está resumida de manera sucinta en el Credo de los Apóstoles. Nosotros creemos que esta es la esencia de la fe, doctrinalmente hablando.

La ortodoxia en América ha desarrollado un epicentro teológico conocido como “los cinco fundamentos.” Esto no quiere decir en lo absoluto que representan el todo de la doctrina ortodoxa como muchos erróneamente lo suponen. En cambio, estos cinco puntos constituyen una base común para todos lo que son verdaderamente ortodoxos. Más allá de esta base común existe un enrome campo de verdad cristiana donde los cristianos ortodoxos están en un desacuerdo vigoroso.

A pesar de la amplitud del alcance de la doctrina ortodoxa, uno debe examinar los cinco fundamentos para poder entender el punto de vista ortodoxo.

1) La inspiración de la Escritura. La ortodoxia cree apasionadamente que la Biblia entera es la verdad eterna e infalible de Dios. Algunas partes de esta verdad son más importantes que otras (Isaías 5 está por encima de Esther, por ejemplo), pero todo en las Escrituras tiene un significado sagrado. Alguna cosa no es cierta porque aparece en la Biblia; creemos que está en la Biblia porque esta misma cosa es cierta. La ortodoxia cree que Dios ha expresado la verdad escritural a través de la personalidad humana por medio del Espíritu Santo de Dios. Una ortodoxia distorsionada limita la inspiración a la versión del Rey Santiago (King James Version), como si Dios la hubiera bajado del cielo de un hilo allá en el año 1611. Otra mutación desafortunada de la doctrina ortodoxa es la idea del dictado mecánico: que los seres humanos no fueron más que estenógrafos, anotando mecánicamente cada jota y tilde dictada por el cielo.
La ortodoxia verdadera rechaza estos puntos de vista equivocados de la inspiración. En vez de esto, la ortodoxia histórica considera la inspiración de la Escritura como una actividad dinámica y continua del Espíritu Santo:
Primero– El Espíritu de Dios inspiró a los autores originales, causando que ellos pudieran percibir y anotar la verdad de Dios en sus propios estilos literarios que Dios les había otorgado. (Por eso la diferencia entre Santiago y Ezequiel.)
Segundo– El Espíritu actuó a través de los traductores, redactores y cuerpos de canonización para preservar la Escritura de algún esfuerzo durante el largo y arduo proceso de transmisión hasta el día presente.
Tercero– El Espíritu capacita a los creyentes para captar el significado deseado de Dios en la Escritura. ¡Tratar de entender la Escritura sin la inspiración instructiva del Espíritu es tan imposible como tratar de que vuele un avión sin alas y sin motor! Por eso, la ortodoxia pura considera cualquier hermenéutica que menosprecia o minimiza la obra triplicada de la inspiración dinámica del Espíritu como inválida.

(2) El nacimiento virginal de Cristo. Creemos que nuestro Señor fue, literalmente, “concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María.” Esto tiene que ser cierto, de otra manera no fuese escrito y transmitido por la Santa Escritura. ¿Es ingenuo? Si es así, nosotros quienes somos ortodoxos aceptamos el distintivo- junto con tales hombres de fe igualmente ingenuos como los autores de Mateo y Lucas, San Agustín, Martín Lutero, Juan Calvino, y nuestro propio Juan Wesley.
Nosotros no creemos en Jesús por las circunstancias poco comunes alrededor de su entrada al mundo vía la Encarnación. Al contrario, nuestra experiencia del señorío de Cristo nos enseña empíricamente lo que la Escritura dice- que todo el reino natural está sujeto a su autoridad soberana. Por lo tanto, Cristo no está sujeto a las leyes conocidas de la “ley natural.” El orden, la unidad y la coherencia del cosmos entero están centrados en Cristo. Si creemos esto de él, lógicamente podemos creer que nuestro Señor pudo nacer de una virgen- tal y como la Biblia lo relata.

(3) El sacrificio expiatorio de Cristo. Lo que sucedió en el Calvario es un misterio que no se puede explicar adecuadamente por teorías y/o analogías. La Escritura parece justificar varias explicaciones de la Expiación. Al tratar de entender este misterio de misterios, el teólogo viene a ser como un ingeniero dispuesto a localizar el canal principal del rio Mississippi en la época que se inunda. El rio abarca dos millas de ancho, pero un examen cuidadoso manifiesta sin duda el canal principal del rio.
La ortodoxia mantiene que el canal principal de la verdad de la Expiación está en el tema de la substitución: de alguna manera al estar Cristo en la cruz esto pagó el precio de la transgresión que un Dios justo y santo demandaba propiamente. Naturalmente reconocemos cierta validez en “la influencia moral” y otras teorías. Pero la ortodoxia cree que es más correcto decir que nuestro Señor “por un mundo de pecadores perdidos fue muerto.”

(4) La resurrección física de Cristo. Creemos que el cristianismo es una farsa a menos que Cristo haya resucitado corporalmente de la tumba- tal y como lo relata la Escritura. No creemos que la Biblia haría tan gran énfasis en su resurrección corporal de la muerte si no fuera cierto. Francamente, estamos cansados de teorías ingeniosas que hacen de la Resurrección solo un sueño imaginario de los cristianos primitivos. Lo que sí convence es el Espíritu de nuestro Señor resucitado quien da testimonio a nuestros espíritus que “¡Él vive!”

(5) El regreso de Cristo. Los cristianos ortodoxos mantienen varios puntos de vista respecto al lugar que ocupa la Parusía en el orden del fin. Pero todo verdadero creyente ortodoxo concuerda que Jesucristo regresará físicamente para “juzgar a los (vivos) y a los muertos.” No consideramos el pasaje del Gran Juicio (Mateo 25:31-46) como una enseñanza parabólica; al contrario, creemos que es una profecía literal del juicio futuro que Cristo ejecutará cuando él venga otra vez.

La ortodoxia corrompida ha hecho de la especulación milenaria una religión ilusoria. Esto claramente ignora la enseñanza de Jesús que la hora de su aparición solo reposa en la mente de Dios. No era la intención de Jesús que sus discípulos perdieran el tiempo en fijar las fechas. ¡No debemos perder el tiempo con la mira en el cielo como si esperásemos con una bienvenida a un Héroe que viene a resolver los problemas del mundo!

Sin embargo, debemos hacer nuestra luz cristiana resplandecer en un mundo obscuro. Nuestro llamado es redimir el tiempo porque los días son malos. Esto excluye dos extremos: (1) fijar fechas del su regreso; (2) señalar de manera negativa al hecho de que las expectativas cristianas antiguas no se han cumplido de acuerdo al calendario del hombre. A ambas cosas, la ortodoxia dice, “¡Estad listos! Pero al esperar confiadamente, sed un Cristo para vuestro vecino.”

La ortodoxia se aferra con gozo a la “bendita esperanza” del regreso físico de Cristo. Esta expectativa nos afirma para vivir en estos días. Una de las características más pronunciadas de la ortodoxia auténtica es su sentido vibrante de la expectativa escatológica. Este es el don para aquellos que se aferran a la “bendita esperanza” mientras que vivimos en la zona crepúsculo de la escatología, entre la promesa y el cumplimiento.

¿Cuántos creyentes ortodoxos hay entre el pueblo llamado metodista?
Probablemente un buen número. La evidencia es elusiva pero algunas pistas merecen examinarse. Para empezar, más de 10,000 iglesias metodistas están usando materiales de educación cristiana basada en la teología ortodoxa. Estos materiales son provienen de Nashville sino de Elgin y Wheaton, Illinois, y Glendale, California.

La teología no es la única razón por la que esta extensa deserción existe (el precio, los servicios prestados por las editoriales, y la metodología educativa son todos factores importantes). Pero tampoco se puede descartar la teología por los metodistas conscientes que meditan el asunto. La tenacidad con la que tantos metodistas abrazan la literatura no-metodista sugiere rotundamente la existencia de un estrato ortodoxo en la base popular del metodismo.

Otra pista fue descubierta durante los preparativos de nuestro nuevo Himnario Metodista. Encuestas de los gustos musicales mostraron una fuerte inclinación por “aquellos buenos” cantos góspel. Por supuesto que hay varias razones para esto. Una de las más importantes es que esta música góspel enfatiza fuertemente los cinco fundamentos que el mismo Evangelio enfatiza. Una razón por la permanencia de la música góspel es el interés persistente en el Evangelio.

¿Cuál es el futuro de la ortodoxia dentro de la Iglesia Metodista? La persecución no es imposible porque recientemente un alto dirigente en Nashville fue escuchado decir, “¡Vamos a acabar con los últimos vestigios del fundamentalismo en la Iglesia Metodista!”

Durante la vida del autor, un obispo metodista amenazó con despedir a cualquier hombre que afirmara desde el púlpito la Segunda Venida de Cristo. Sin embargo, es más probable la predicción objetiva hecha por el Dr. Paul Hessert, profesor de teología histórica en el Seminario Teológico Garrett. Él prevé un eclipse continuo de la influencia ortodoxa dentro del ministerio metodista que ha sido entrenado por el seminario. También predice que la ortodoxia continuará entre el laicado- y, por lo tanto, permanecerá fuerte entre los predicadores suplentes.

Respecto a la jerarquía de la iglesia, el Dr. Hessert cree que la influencia liberal contemporánea poco a poco cederá ante las nuevas teologías que representan una evolución del liberalismo al estilo antiguo. La neo-ortodoxia irá perdiendo su influencia, cree él. El motivo es que la neo-ortodoxia es esencialmente una postura de compromiso y sus adherentes tienden a deslizarse- principalmente hacia el nuevo liberalismo.

La ortodoxia parece ser destinada a permanecer como la minoría silenciosa del metodismo. He aquí el reto: ¡Nosotros los que somos ortodoxos tenemos que llegar a ser la minoría ya-no-silenciosa! La ortodoxia debe despojarse de su complejo inferior de “primito pobre” y entrar de frente al debate teológico del día. Nosotros los ortodoxos debemos declarar con denuedo nuestro entendimiento de la verdad cristiana, tal y como Dios nos ha dado estas convicciones. Debemos hablar en amor pero con valentía profética, y dispuestos a sufrir.

Pero a pesar de las consecuencias, tenemos que ser escuchados en Nashville, en Evanston y en Riverside Drive. Pero sobre todo, se nos debe escuchar en miles de púlpitos porque el pueblo llamado metodista nunca terminará de tener hambre de las buenas nuevas de Jesucristo, encarnado, crucificado, resucitado, y que viene pronto.

No debemos hablar como fanáticos ultra-conservadores tratando de subvertir el “orden establecido” y re-crearlo en nuestra época ortodoxa. En su lugar, debemos hablar con nuestros hermanos cristianos como a hermanos cristianos, confiando que Dios dirigirá y prosperará nuestro testimonio a la verdad según la apreciamos en Jesucristo nuestro Señor.

El difunto Charles Keysor fue el editor fundador de Good News. Reimpreso de Christian Advocate, 14 de julio, 1966. Derechos de Reproduccion © 1966 por The Methodist Publishing House.

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