Lo que creemos

La Afirmación de Junaluska

La Junta de Directores de Good News adoptó esta declaración teológica durante su reunión en Lake Junaluska, Carolina del Norte, en octubre de 1975.

Preámbulo

En una época de pluralismo teológico, Good News y otros evangélicos dentro del metodismo unido se han visto en la necesidad de reafirmar la fe histórica de la Iglesia. Nuestro entendimiento teológico de esta fe ha sido expresado en el Credo de los Apóstoles, el Credo Niceno, y en los sermones estándar y las Notas Explicativas sobre el Nuevo Testamento de Juan Wesley. Afirmamos en su totalidad la validez e integridad de estas expresiones de la verdad bíblica y las reconocemos como las bases doctrinales de nuestra denominación.

También reconocemos que nuestra situación demanda una nueva declaración contemporánea de estas verdades. La unificación de dos grandes tradiciones, los Hermanos Unidos Evangélicos y la metodista, ambas con sus fieles testimonios a la fe histórica, la Confesión de Fe y los Artículos de Religión, nos dan mayor impulso para esta declaración. Además, reconocemos el mandato que la declaración doctrinal de la Conferencia General de 1974 ha depositado en “todos sus miembros para aceptar el reto de una reflexión teológica responsable.” Por consecuencia, ofrecemos a la Iglesia Metodista Unida esta afirmación teológica del cristianismo bíblico.

La Santa Trinidad

El cristianismo bíblico afirma la existencia de un Dios eterno que se ha revelado como Padre, Hijo, y Espíritu Santo- tres Personas iguales pero distintas, misteriosamente unidos en la Deidad que la Iglesia ha descrito como la Santa Trinidad.

Dios el Padre

El cristianismo bíblico afirma que la primera Persona de la Santa Trinidad, Dios el Padre, es el Ser Eterno y su reino es supremo. Él ha proveído un pacto a través del cual sus criaturas pueden ser redimidas y por el cual su creación será liberada de toda maldad y será llevada a la justicia final al final de los tiempos.

Dios el Hijo

El cristianismo bíblico afirma que la segunda Persona de la Santa Trinidad, el Hijo eterno, encarnó como el Hijo nacido de la Virgen María, Jesús de Nazaret, el Cristo. En su Persona única, nos reveló tanto la plenitud de la deidad como la plenitud humana. A través de su vida, sufrimiento, muerte, resurrección y ascensión, él proveyó la única vía de salvación. Su sacrificio en la cruz fue para reconciliar a los pecadores con el santo Dios de una vez por todas, así proveyendo el único acceso al Padre. Ahora él intercede como el Sumo Sacerdote ante el Padre, esperando el día en que volverá para juzgar a toda persona, viva o muerta, y así consumar su reino.

Dios el Espíritu Santo

El cristianismo bíblico afirma que la tercera Persona de la Santa Trinidad, el Espíritu Santo, estaba activo desde el principio de la creación, la revelación y la redención. Fue a través de su unción que los profetas recibieron la Palabra de Dios, los sacerdotes vinieron a ser intermediarios entre Dios y su pueblo, los reyes fueron investidos con autoridad para reinar. Aunque en el Antiguo Testamento la presencia y el poder del Espíritu fueron dados con medida, en Jesús de Nazaret el Ungido fueron dados sin medida. El Espíritu convence y llama al perdido, da nueva vida al penitente, y habita en el creyente, perfeccionando la santidad y capacitando a la Iglesia para que cumpla la misión de Cristo en el mundo. Vino a morar en su Iglesia en el Pentecostés así habilitando a los creyentes para dar fruto y dotándolos de dones espirituales según su voluntad. Él da testimonio de Cristo y guía al pueblo de Dios a la verdad. Inspiró las Santas Escrituras, la Palabra escrita de Dios y aún sigue iluminando a su pueblo en cuanto a su voluntad y su verdad. Su dirección siempre armoniza con Cristo y con la verdad dada en las Santas Escrituras.

La humanidad

El cristianismo bíblico afirma que el hombre y la mujer fueron formados a la imagen de Dios y que son diferentes a todas las demás criaturas de Dios.  La intención de Dios es que le glorifiquemos y nos gocemos con Él para siempre. Desde la Caída de Adán, la corrupción del pecado ha contaminado cada persona y se ha extendido a las relaciones sociales, los sistemas de la sociedad, y toda la creación. Esta corrupción es tan extensa que no somos capaces de responder positivamente a la oferta de Dios de la Redención, excepto por la gracia previniente, o preparadora, de Dios. Podemos ser salvos de la corrupción del pecado solo por la obra justificante, regeneradora y santificadora del Dios trino e irnos conformando cada vez más a la imagen de Cristo, y así ser restaurados a las relaciones que Dios ha dispuesto para nosotros.

Las Santas Escrituras

El cristianismo bíblico afirma el Antiguo y el Nuevo Testamento como la única y escrita Palabra de Dios. Las Santas Escrituras contienen todo lo necesario para conocer la santa y soberana voluntad de Dios, a Jesucristo el único Redentor, la salvación, y de nuestro crecimiento en la gracia. Las Escrituras se reciben a través del Espíritu Santo quien es el guía y la autoridad final de la fe y de la conducta de los individuos así como de las doctrinas y la vida de la iglesia. Cualquier cosa que no esté claramente revelado o establecido como verdad por las Santas Escrituras no puede ser un requisito como artículo de fe o ser enseñado como necesario para la salvación. Cualquier cosa que sea contraria a las enseñanzas de las Santas Escrituras también es contraria a los propósitos de Dios y debe, por lo tanto, ser opuesto. La autoridad de la Escritura proviene del hecho que Dios, a través de su Espíritu, inspiró a los autores, capacitándolos para percibir la verdad de Dios y anotarla acertadamente. Es evidente que las Santas Escrituras han sido preservadas durante el largo proceso de su transmisión pasando por copistas y traductores, y atribuimos tal preservación acertada a la obra del Espíritu Santo. Estas Escrituras son la autoridad suprema para que la Iglesia enseñe, predique, testifique, identifique error, recobre al errante, y entrene a los creyentes para el ministerio en y a través de la Iglesia.

Salvación

El cristianismo bíblico afirma que Dios ofrece salvación a una humanidad pecadora y a un mundo perdido a través de Jesucristo. Por su muerte en la cruz el Hijo sin pecado propició la santa ira del Padre, una ira justa ocasionada por el pecado. Por su resurrección de los muertos, el Hijo glorificado nos eleva a una novedad de vida. Al apropiarnos por fe de la obra propiciatoria de Jesucristo somos perdonados, justificados, regenerados por su Santo Espíritu, y adoptados en la familia de Dios. Por su gracia, santifica a sus hijos, purificando sus corazones por medio de la fe, renovándolos en la imagen de Dios, y capacitándolos para amar a Dios y al prójimo con todo el corazón. La plenitud de la gran salvación de Dios vendrá con el regreso de Cristo. Este evento cósmico será la señal de la resurrección de los salvos a la vida eterna y de los pecadores a la condenación eterna, la liberación de la creación de la maldición adámica, la victoria final sobre toda potestad y dominio, y el establecimiento del nuevo cielo y la nueva tierra.

La Iglesia

El cristianismo bíblico afirma que la Iglesia de Jesucristo es la comunidad de todos los verdaderos creyentes bajo su Señorío soberano. Esta Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es una porque comparte un mismo señor, una fe, un bautismo. Es santa porque le pertenece a Dios y ha sido apartada para sus propósitos en el mundo. Es apostólica porque participa de la autoridad otorgada a los apóstoles por el mismo Jesucristo. Es universal porque incluye a todos los creyentes, los vivos como los muertos, en cada nación, sin tomar en cuenta la afiliación de denominación. Su autenticidad se encuentra dondequiera que la Palabra de Dios pura es predicada o enseñada; dondequiera que se celebre el Sacramento del Bautismo y la Santa Comunión en obediencia al mandamiento de Cristo; dondequiera que los dones del Espíritu Santo edifiquen el Cuerpo y traigan crecimiento espiritual; dondequiera que el Espíritu de Dios crea un compañerismo amoroso y bondadoso y una fidelidad en testimonio y servicio al mundo; y dondequiera que se administre la disciplina con amor bajo la guía de la Palabra de Dios. La Iglesia, como la Esposa de Cristo, al final se unirá con su Señor en una gloria triunfante.

Ética

El cristianismo bíblico afirma que somos obra de Dios, creados en Jesucristo para buenas obras. Estas obras son expresiones de amorosas de gratitud por el creyente por la nueva vida recibida en Cristo. No se gana la salvación ni son un sustituto de la obra redentora de Dios. Más bien, son el resultado de la regeneración y se manifiestan en el creyente como evidencia de una fe viva.

Dios nos ha llamado a hacer justicia, amar la bondad, y andar en humildad con Él. En las Escrituras se encuentran las normas y los principios que guían al creyente en su camino. Estos imperativos éticos, los cuales son aceptados voluntariamente por el creyente, nos capacitan para ser parte de los propósitos de Dios en el mundo. Por encima de esto, esto nos llama a una obediencia que no se priva en su disposición para sufrir por causa de la justicia, incluso hasta la muerte. Nuestra vida en Cristo incluye una devoción dadivosa en actos de bondad y misericordia y una participación total en esfuerzos colectivos para aliviar la necesidad y el sufrimiento. El creyente trabajará por la honestidad, la justicia y la equidad en asuntos humanos; todos estos dando testimonio de los derechos inherentes y la dignidad básica que es común para todo ser humano creado a la imagen de Dios. Tales asuntos contemporáneos como el racismo, la vivienda, la ayuda social del gobierno, la educación, el marxismo, el capitalismo, el hambre, el crimen, el sexismo, las relaciones familiares, la senectud, la sexualidad, las drogas y el alcohol, el aborto, el placer, la pornografía, y asuntos relacionados nos llaman a meditarlo en oración, a un análisis detenido, y a la acción apropiada de los cristianos, así como siempre debe permanecer como una preocupación de la Iglesia. Por tanto, recordamos que la fe sin obras está muerta.

© 1975 Forum for Scriptural Christianity Within The United Methodist Church (Good News.) Permission is hereby granted to reproduce this document without alteration, providing credit is given to copyright holder.

The Junaluska Affirmation was developed from the work of a Good News-appointed Theology and Doctrine Task Force chaired by the Rev. Dr. Paul A. Mickey, who was then Assistant Professor of Pastoral Theology at Duke Divinity School in Durham, North Carolina. Additional task force members included: the Rev. Riley Case (retired Indiana Annual Conference clergy); the Rev. Dr. James V. Heidinger II (retired President and Publisher of Good News); the late Rev. Dr. Charles V. Keysor (Founding Editor of Good News); the Rev. Dr. Dennis F. Kinlaw (retired President of Asbury College in Wilmore, Kentucky); Mr. Lawrence Souder (retired layman from Centerville, Ohio); the late Rev. Dr.

Frank B. Stanger (former President of Asbury Theological Seminary in Wilmore, Kentucky); and initially, the Rev. Dr. Bob Stamps, who was then Chaplain at Oral Roberts University in Tulsa, Oklahoma.

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