La minoría silenciosa del metodismo

La minoría silenciosa del metodismo

Por Charles, W. Keysor, Editor Fundador de GOOD NEWS

Dentro de la Iglesia Metodista de los Estados Unidos existe un grupo silencioso minoritario. Este no tiene representación en los altos concilios de la iglesia. Sus miembros no parecen tener gran influencia en Nashville, Evanston, o en Riverside Drive. Sus conceptos a menudo son aborrecibles para los oficiales metodistas de la conferencia anual y a nivel nacional.

Me refiero a aquellos metodistas que en diversos tiempos se llaman “evangélicos” o “conservadores”, o “fundamentalistas.” Una descripción más acertada es “ortodoxos,” porque estos hermanos se atienen a un entendimiento tradicional de la fe cristiana.

Los metodistas ortodoxos vienen en diversas formas, tamaños, y colores. Pero, desafortunadamente, la riqueza y sutiliza del pensamiento ortodoxo muchas veces son pasados por alto y/o malentendidos. Hay una profunda intolerancia latente en la mente de muchos metodistas hacia la minoría silenciosa ortodoxa. Esto es en cierto sentido una paradoja porque este espíritu poco fraternal abunda en un tiempo cuando se habla mucho del ecumenismo en el metodismo- que significa una franqueza hacia aquellas creencias y tradiciones con las que pudiéramos diferir.

Sin embargo, parece ser un reflejo intelectual considerar al hermano ortodoxo como uno que es ipso facto, cerrado, ingenuo, polémico, y potencialmente cismático.

Este estereotipo contiene una sombra de la verdad. La ortodoxia es más compleja y más profunda de lo que sus críticos se percatan. La honestidad intelectual- sin hablar del amor cristiano- demanda más objetividad que la que la iglesia le otorga a la minoría silenciosa.

El Diccionario Webster nos indica que la palabra ortodoxo significa “conformarse a la fe cristiana como fue formulada en los credos y confesiones de la Iglesia.” Estos son católicos, luteranos, reformados, y anabaptistas, que quiere decir que la ortodoxia es la esencia del ecumenismo. Pero, ¿qué es la ortodoxia?

En realidad, no hay ningún misterio. Nosotros los ortodoxos creemos que la fe cristiana es declarada ampliamente en la Santa Escritura y está resumida de manera sucinta en el Credo de los Apóstoles. Nosotros creemos que esta es la esencia de la fe, doctrinalmente hablando.

La ortodoxia en América ha desarrollado un epicentro teológico conocido como “los cinco fundamentos.” Esto no quiere decir en lo absoluto que representan el todo de la doctrina ortodoxa como muchos erróneamente lo suponen. En cambio, estos cinco puntos constituyen una base común para todos lo que son verdaderamente ortodoxos. Más allá de esta base común existe un enrome campo de verdad cristiana donde los cristianos ortodoxos están en un desacuerdo vigoroso.

A pesar de la amplitud del alcance de la doctrina ortodoxa, uno debe examinar los cinco fundamentos para poder entender el punto de vista ortodoxo.

1) La inspiración de la Escritura. La ortodoxia cree apasionadamente que la Biblia entera es la verdad eterna e infalible de Dios. Algunas partes de esta verdad son más importantes que otras (Isaías 5 está por encima de Esther, por ejemplo), pero todo en las Escrituras tiene un significado sagrado. Alguna cosa no es cierta porque aparece en la Biblia; creemos que está en la Biblia porque esta misma cosa es cierta. La ortodoxia cree que Dios ha expresado la verdad escritural a través de la personalidad humana por medio del Espíritu Santo de Dios. Una ortodoxia distorsionada limita la inspiración a la versión del Rey Santiago (King James Version), como si Dios la hubiera bajado del cielo de un hilo allá en el año 1611. Otra mutación desafortunada de la doctrina ortodoxa es la idea del dictado mecánico: que los seres humanos no fueron más que estenógrafos, anotando mecánicamente cada jota y tilde dictada por el cielo.
La ortodoxia verdadera rechaza estos puntos de vista equivocados de la inspiración. En vez de esto, la ortodoxia histórica considera la inspiración de la Escritura como una actividad dinámica y continua del Espíritu Santo:
Primero– El Espíritu de Dios inspiró a los autores originales, causando que ellos pudieran percibir y anotar la verdad de Dios en sus propios estilos literarios que Dios les había otorgado. (Por eso la diferencia entre Santiago y Ezequiel.)
Segundo– El Espíritu actuó a través de los traductores, redactores y cuerpos de canonización para preservar la Escritura de algún esfuerzo durante el largo y arduo proceso de transmisión hasta el día presente.
Tercero– El Espíritu capacita a los creyentes para captar el significado deseado de Dios en la Escritura. ¡Tratar de entender la Escritura sin la inspiración instructiva del Espíritu es tan imposible como tratar de que vuele un avión sin alas y sin motor! Por eso, la ortodoxia pura considera cualquier hermenéutica que menosprecia o minimiza la obra triplicada de la inspiración dinámica del Espíritu como inválida.

(2) El nacimiento virginal de Cristo. Creemos que nuestro Señor fue, literalmente, “concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María.” Esto tiene que ser cierto, de otra manera no fuese escrito y transmitido por la Santa Escritura. ¿Es ingenuo? Si es así, nosotros quienes somos ortodoxos aceptamos el distintivo- junto con tales hombres de fe igualmente ingenuos como los autores de Mateo y Lucas, San Agustín, Martín Lutero, Juan Calvino, y nuestro propio Juan Wesley.
Nosotros no creemos en Jesús por las circunstancias poco comunes alrededor de su entrada al mundo vía la Encarnación. Al contrario, nuestra experiencia del señorío de Cristo nos enseña empíricamente lo que la Escritura dice- que todo el reino natural está sujeto a su autoridad soberana. Por lo tanto, Cristo no está sujeto a las leyes conocidas de la “ley natural.” El orden, la unidad y la coherencia del cosmos entero están centrados en Cristo. Si creemos esto de él, lógicamente podemos creer que nuestro Señor pudo nacer de una virgen- tal y como la Biblia lo relata.

(3) El sacrificio expiatorio de Cristo. Lo que sucedió en el Calvario es un misterio que no se puede explicar adecuadamente por teorías y/o analogías. La Escritura parece justificar varias explicaciones de la Expiación. Al tratar de entender este misterio de misterios, el teólogo viene a ser como un ingeniero dispuesto a localizar el canal principal del rio Mississippi en la época que se inunda. El rio abarca dos millas de ancho, pero un examen cuidadoso manifiesta sin duda el canal principal del rio.
La ortodoxia mantiene que el canal principal de la verdad de la Expiación está en el tema de la substitución: de alguna manera al estar Cristo en la cruz esto pagó el precio de la transgresión que un Dios justo y santo demandaba propiamente. Naturalmente reconocemos cierta validez en “la influencia moral” y otras teorías. Pero la ortodoxia cree que es más correcto decir que nuestro Señor “por un mundo de pecadores perdidos fue muerto.”

(4) La resurrección física de Cristo. Creemos que el cristianismo es una farsa a menos que Cristo haya resucitado corporalmente de la tumba- tal y como lo relata la Escritura. No creemos que la Biblia haría tan gran énfasis en su resurrección corporal de la muerte si no fuera cierto. Francamente, estamos cansados de teorías ingeniosas que hacen de la Resurrección solo un sueño imaginario de los cristianos primitivos. Lo que sí convence es el Espíritu de nuestro Señor resucitado quien da testimonio a nuestros espíritus que “¡Él vive!”

(5) El regreso de Cristo. Los cristianos ortodoxos mantienen varios puntos de vista respecto al lugar que ocupa la Parusía en el orden del fin. Pero todo verdadero creyente ortodoxo concuerda que Jesucristo regresará físicamente para “juzgar a los (vivos) y a los muertos.” No consideramos el pasaje del Gran Juicio (Mateo 25:31-46) como una enseñanza parabólica; al contrario, creemos que es una profecía literal del juicio futuro que Cristo ejecutará cuando él venga otra vez.

La ortodoxia corrompida ha hecho de la especulación milenaria una religión ilusoria. Esto claramente ignora la enseñanza de Jesús que la hora de su aparición solo reposa en la mente de Dios. No era la intención de Jesús que sus discípulos perdieran el tiempo en fijar las fechas. ¡No debemos perder el tiempo con la mira en el cielo como si esperásemos con una bienvenida a un Héroe que viene a resolver los problemas del mundo!

Sin embargo, debemos hacer nuestra luz cristiana resplandecer en un mundo obscuro. Nuestro llamado es redimir el tiempo porque los días son malos. Esto excluye dos extremos: (1) fijar fechas del su regreso; (2) señalar de manera negativa al hecho de que las expectativas cristianas antiguas no se han cumplido de acuerdo al calendario del hombre. A ambas cosas, la ortodoxia dice, “¡Estad listos! Pero al esperar confiadamente, sed un Cristo para vuestro vecino.”

La ortodoxia se aferra con gozo a la “bendita esperanza” del regreso físico de Cristo. Esta expectativa nos afirma para vivir en estos días. Una de las características más pronunciadas de la ortodoxia auténtica es su sentido vibrante de la expectativa escatológica. Este es el don para aquellos que se aferran a la “bendita esperanza” mientras que vivimos en la zona crepúsculo de la escatología, entre la promesa y el cumplimiento.

¿Cuántos creyentes ortodoxos hay entre el pueblo llamado metodista?
Probablemente un buen número. La evidencia es elusiva pero algunas pistas merecen examinarse. Para empezar, más de 10,000 iglesias metodistas están usando materiales de educación cristiana basada en la teología ortodoxa. Estos materiales son provienen de Nashville sino de Elgin y Wheaton, Illinois, y Glendale, California.

La teología no es la única razón por la que esta extensa deserción existe (el precio, los servicios prestados por las editoriales, y la metodología educativa son todos factores importantes). Pero tampoco se puede descartar la teología por los metodistas conscientes que meditan el asunto. La tenacidad con la que tantos metodistas abrazan la literatura no-metodista sugiere rotundamente la existencia de un estrato ortodoxo en la base popular del metodismo.

Otra pista fue descubierta durante los preparativos de nuestro nuevo Himnario Metodista. Encuestas de los gustos musicales mostraron una fuerte inclinación por “aquellos buenos” cantos góspel. Por supuesto que hay varias razones para esto. Una de las más importantes es que esta música góspel enfatiza fuertemente los cinco fundamentos que el mismo Evangelio enfatiza. Una razón por la permanencia de la música góspel es el interés persistente en el Evangelio.

¿Cuál es el futuro de la ortodoxia dentro de la Iglesia Metodista? La persecución no es imposible porque recientemente un alto dirigente en Nashville fue escuchado decir, “¡Vamos a acabar con los últimos vestigios del fundamentalismo en la Iglesia Metodista!”

Durante la vida del autor, un obispo metodista amenazó con despedir a cualquier hombre que afirmara desde el púlpito la Segunda Venida de Cristo. Sin embargo, es más probable la predicción objetiva hecha por el Dr. Paul Hessert, profesor de teología histórica en el Seminario Teológico Garrett. Él prevé un eclipse continuo de la influencia ortodoxa dentro del ministerio metodista que ha sido entrenado por el seminario. También predice que la ortodoxia continuará entre el laicado- y, por lo tanto, permanecerá fuerte entre los predicadores suplentes.

Respecto a la jerarquía de la iglesia, el Dr. Hessert cree que la influencia liberal contemporánea poco a poco cederá ante las nuevas teologías que representan una evolución del liberalismo al estilo antiguo. La neo-ortodoxia irá perdiendo su influencia, cree él. El motivo es que la neo-ortodoxia es esencialmente una postura de compromiso y sus adherentes tienden a deslizarse- principalmente hacia el nuevo liberalismo.

La ortodoxia parece ser destinada a permanecer como la minoría silenciosa del metodismo. He aquí el reto: ¡Nosotros los que somos ortodoxos tenemos que llegar a ser la minoría ya-no-silenciosa! La ortodoxia debe despojarse de su complejo inferior de “primito pobre” y entrar de frente al debate teológico del día. Nosotros los ortodoxos debemos declarar con denuedo nuestro entendimiento de la verdad cristiana, tal y como Dios nos ha dado estas convicciones. Debemos hablar en amor pero con valentía profética, y dispuestos a sufrir.

Pero a pesar de las consecuencias, tenemos que ser escuchados en Nashville, en Evanston y en Riverside Drive. Pero sobre todo, se nos debe escuchar en miles de púlpitos porque el pueblo llamado metodista nunca terminará de tener hambre de las buenas nuevas de Jesucristo, encarnado, crucificado, resucitado, y que viene pronto.

No debemos hablar como fanáticos ultra-conservadores tratando de subvertir el “orden establecido” y re-crearlo en nuestra época ortodoxa. En su lugar, debemos hablar con nuestros hermanos cristianos como a hermanos cristianos, confiando que Dios dirigirá y prosperará nuestro testimonio a la verdad según la apreciamos en Jesucristo nuestro Señor.

El difunto Charles Keysor fue el editor fundador de Good News. Reimpreso de Christian Advocate, 14 de julio, 1966. Derechos de Reproduccion © 1966 por The Methodist Publishing House.

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La misión de Good News

Good News

Good News ha sido una voz independiente y evangélica dentro de la Iglesia Metodista Unida desde 1967. Desde su comienzo, hemos sido una comunidad de creyentes que tienen una pasión por ver a nuestra denominación renovada. Como un movimiento, Good News ha sido un faro de esperanza para los metodistas unidos tradicionales al instar a la iglesia a ser fiel a los principios escriturales de su herencia histórica wesleyana.

En otras palabras, queremos ver a la Iglesia Metodista Unida centrada en Jesucristo. Además, queremos ver a nuestra iglesia ocupada en el ministerio vivo, produciendo discípulos de Jesucristo, y transformando el mundo.

La revista Good News y su sitio web han permanecido audaces, informativos, y foros de inspiración para los metodistas unidos. Manteniendo la visión wesleyana, publicamos tanto de nuestra mente como de nuestro corazón. Estamos muy atentos a los asuntos complejos que la iglesia afronta y nuestra alta prioridad son historias edificantes e inspiradoras.

Good News siempre ha sido un ministerio del metodismo unido con una voz constante que refleja nuestras convicciones evangélicas. Aunque estemos dialogando con obispos o iglesia locales, agencias generales o la Conferencia General, el Servicio Noticiero de la Iglesia Metodista Unida [the United Methodist News Service] o la Prensa Asociada [the Associated Press], Good News sigue siendo mesurado y apasionado al expresar la ortodoxia vibrante.

Good News cree que la oración hace una diferencia. Más aun, creemos que la oración intencional y dirigida es la vía más efectiva para la renovación dentro de la Iglesia Metodista Unida. Invitamos a los metodistas unidos a orar para vitalidad, crecimiento, fidelidad, y para el alcance de nuestra denominación.

Desde la Conferencia General de 1980, Good News ha hecho un intento bien organizado y serio para renovar y reformar la Iglesia Metodista Unida a través del sistema legislativo. Good News tiene un equipo entrenado presente para el período de los diez días de la Conferencia General para monitorear las sesiones legislativas y las actividades del piso con nuestros compañeros de la Coalición para la Renovación y Reforma (Renewal and Reform Coalition). Good News y la Coalición apoyan los grupos locales de renovación para asegurar que sus delegados sean elegidos a las conferencias General y Jurisdiccional para poder traer cambio y renovación a través de la estructuras oficiales de nuestra iglesia.

Estas son solo algunas de las maneras en que Good News ha trabajado fielmente para el avivamiento espiritual y para la reforma de la organización. Nuestra misión es conducir al pueblo dentro de la Iglesia Metodista Unida a la práctica fiel y vibrante del cristianismo ortodoxo wesleyana.

Una Mesa Directiva de 23 miembros, tanto clérigos como laicos, da dirección en su política y guía financiera a Good News. No recibimos ningún financiamiento de la denominación. Nuestro apoyo viene del pueblo de los metodistas unidos como usted quienes creen en lo que estamos haciendo. Congregaciones locales también apoyan a Good News a través de su presupuesto demisiones u ofrendas especiales.

Ponemos en alta estima el poder dar cuenta de nuestra responsabilidad y la confianza. Estamos comprometidos a una buena mayordomía de los fondos que nos han sido encomendados por nuestros amigos y donantes. Por esta razón, somos un miembro fundador del Concilio Evangélico para la Responsabilidad Financiera (ECFA).

Hemos publicado esta edición especial introductoria de Good News para que usted tenga un buena apreciación de por qué existimos, lo que creemos, y la visión que tenemos para la Iglesia Metodista Unida para que tenga un futuro fiel.

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La Afirmación de Junaluska

Lo que creemos

La Afirmación de Junaluska

La Junta de Directores de Good News adoptó esta declaración teológica durante su reunión en Lake Junaluska, Carolina del Norte, en octubre de 1975.

Preámbulo

En una época de pluralismo teológico, Good News y otros evangélicos dentro del metodismo unido se han visto en la necesidad de reafirmar la fe histórica de la Iglesia. Nuestro entendimiento teológico de esta fe ha sido expresado en el Credo de los Apóstoles, el Credo Niceno, y en los sermones estándar y las Notas Explicativas sobre el Nuevo Testamento de Juan Wesley. Afirmamos en su totalidad la validez e integridad de estas expresiones de la verdad bíblica y las reconocemos como las bases doctrinales de nuestra denominación.

También reconocemos que nuestra situación demanda una nueva declaración contemporánea de estas verdades. La unificación de dos grandes tradiciones, los Hermanos Unidos Evangélicos y la metodista, ambas con sus fieles testimonios a la fe histórica, la Confesión de Fe y los Artículos de Religión, nos dan mayor impulso para esta declaración. Además, reconocemos el mandato que la declaración doctrinal de la Conferencia General de 1974 ha depositado en “todos sus miembros para aceptar el reto de una reflexión teológica responsable.” Por consecuencia, ofrecemos a la Iglesia Metodista Unida esta afirmación teológica del cristianismo bíblico.

La Santa Trinidad

El cristianismo bíblico afirma la existencia de un Dios eterno que se ha revelado como Padre, Hijo, y Espíritu Santo- tres Personas iguales pero distintas, misteriosamente unidos en la Deidad que la Iglesia ha descrito como la Santa Trinidad.

Dios el Padre

El cristianismo bíblico afirma que la primera Persona de la Santa Trinidad, Dios el Padre, es el Ser Eterno y su reino es supremo. Él ha proveído un pacto a través del cual sus criaturas pueden ser redimidas y por el cual su creación será liberada de toda maldad y será llevada a la justicia final al final de los tiempos.

Dios el Hijo

El cristianismo bíblico afirma que la segunda Persona de la Santa Trinidad, el Hijo eterno, encarnó como el Hijo nacido de la Virgen María, Jesús de Nazaret, el Cristo. En su Persona única, nos reveló tanto la plenitud de la deidad como la plenitud humana. A través de su vida, sufrimiento, muerte, resurrección y ascensión, él proveyó la única vía de salvación. Su sacrificio en la cruz fue para reconciliar a los pecadores con el santo Dios de una vez por todas, así proveyendo el único acceso al Padre. Ahora él intercede como el Sumo Sacerdote ante el Padre, esperando el día en que volverá para juzgar a toda persona, viva o muerta, y así consumar su reino.

Dios el Espíritu Santo

El cristianismo bíblico afirma que la tercera Persona de la Santa Trinidad, el Espíritu Santo, estaba activo desde el principio de la creación, la revelación y la redención. Fue a través de su unción que los profetas recibieron la Palabra de Dios, los sacerdotes vinieron a ser intermediarios entre Dios y su pueblo, los reyes fueron investidos con autoridad para reinar. Aunque en el Antiguo Testamento la presencia y el poder del Espíritu fueron dados con medida, en Jesús de Nazaret el Ungido fueron dados sin medida. El Espíritu convence y llama al perdido, da nueva vida al penitente, y habita en el creyente, perfeccionando la santidad y capacitando a la Iglesia para que cumpla la misión de Cristo en el mundo. Vino a morar en su Iglesia en el Pentecostés así habilitando a los creyentes para dar fruto y dotándolos de dones espirituales según su voluntad. Él da testimonio de Cristo y guía al pueblo de Dios a la verdad. Inspiró las Santas Escrituras, la Palabra escrita de Dios y aún sigue iluminando a su pueblo en cuanto a su voluntad y su verdad. Su dirección siempre armoniza con Cristo y con la verdad dada en las Santas Escrituras.

La humanidad

El cristianismo bíblico afirma que el hombre y la mujer fueron formados a la imagen de Dios y que son diferentes a todas las demás criaturas de Dios.  La intención de Dios es que le glorifiquemos y nos gocemos con Él para siempre. Desde la Caída de Adán, la corrupción del pecado ha contaminado cada persona y se ha extendido a las relaciones sociales, los sistemas de la sociedad, y toda la creación. Esta corrupción es tan extensa que no somos capaces de responder positivamente a la oferta de Dios de la Redención, excepto por la gracia previniente, o preparadora, de Dios. Podemos ser salvos de la corrupción del pecado solo por la obra justificante, regeneradora y santificadora del Dios trino e irnos conformando cada vez más a la imagen de Cristo, y así ser restaurados a las relaciones que Dios ha dispuesto para nosotros.

Las Santas Escrituras

El cristianismo bíblico afirma el Antiguo y el Nuevo Testamento como la única y escrita Palabra de Dios. Las Santas Escrituras contienen todo lo necesario para conocer la santa y soberana voluntad de Dios, a Jesucristo el único Redentor, la salvación, y de nuestro crecimiento en la gracia. Las Escrituras se reciben a través del Espíritu Santo quien es el guía y la autoridad final de la fe y de la conducta de los individuos así como de las doctrinas y la vida de la iglesia. Cualquier cosa que no esté claramente revelado o establecido como verdad por las Santas Escrituras no puede ser un requisito como artículo de fe o ser enseñado como necesario para la salvación. Cualquier cosa que sea contraria a las enseñanzas de las Santas Escrituras también es contraria a los propósitos de Dios y debe, por lo tanto, ser opuesto. La autoridad de la Escritura proviene del hecho que Dios, a través de su Espíritu, inspiró a los autores, capacitándolos para percibir la verdad de Dios y anotarla acertadamente. Es evidente que las Santas Escrituras han sido preservadas durante el largo proceso de su transmisión pasando por copistas y traductores, y atribuimos tal preservación acertada a la obra del Espíritu Santo. Estas Escrituras son la autoridad suprema para que la Iglesia enseñe, predique, testifique, identifique error, recobre al errante, y entrene a los creyentes para el ministerio en y a través de la Iglesia.

Salvación

El cristianismo bíblico afirma que Dios ofrece salvación a una humanidad pecadora y a un mundo perdido a través de Jesucristo. Por su muerte en la cruz el Hijo sin pecado propició la santa ira del Padre, una ira justa ocasionada por el pecado. Por su resurrección de los muertos, el Hijo glorificado nos eleva a una novedad de vida. Al apropiarnos por fe de la obra propiciatoria de Jesucristo somos perdonados, justificados, regenerados por su Santo Espíritu, y adoptados en la familia de Dios. Por su gracia, santifica a sus hijos, purificando sus corazones por medio de la fe, renovándolos en la imagen de Dios, y capacitándolos para amar a Dios y al prójimo con todo el corazón. La plenitud de la gran salvación de Dios vendrá con el regreso de Cristo. Este evento cósmico será la señal de la resurrección de los salvos a la vida eterna y de los pecadores a la condenación eterna, la liberación de la creación de la maldición adámica, la victoria final sobre toda potestad y dominio, y el establecimiento del nuevo cielo y la nueva tierra.

La Iglesia

El cristianismo bíblico afirma que la Iglesia de Jesucristo es la comunidad de todos los verdaderos creyentes bajo su Señorío soberano. Esta Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es una porque comparte un mismo señor, una fe, un bautismo. Es santa porque le pertenece a Dios y ha sido apartada para sus propósitos en el mundo. Es apostólica porque participa de la autoridad otorgada a los apóstoles por el mismo Jesucristo. Es universal porque incluye a todos los creyentes, los vivos como los muertos, en cada nación, sin tomar en cuenta la afiliación de denominación. Su autenticidad se encuentra dondequiera que la Palabra de Dios pura es predicada o enseñada; dondequiera que se celebre el Sacramento del Bautismo y la Santa Comunión en obediencia al mandamiento de Cristo; dondequiera que los dones del Espíritu Santo edifiquen el Cuerpo y traigan crecimiento espiritual; dondequiera que el Espíritu de Dios crea un compañerismo amoroso y bondadoso y una fidelidad en testimonio y servicio al mundo; y dondequiera que se administre la disciplina con amor bajo la guía de la Palabra de Dios. La Iglesia, como la Esposa de Cristo, al final se unirá con su Señor en una gloria triunfante.

Ética

El cristianismo bíblico afirma que somos obra de Dios, creados en Jesucristo para buenas obras. Estas obras son expresiones de amorosas de gratitud por el creyente por la nueva vida recibida en Cristo. No se gana la salvación ni son un sustituto de la obra redentora de Dios. Más bien, son el resultado de la regeneración y se manifiestan en el creyente como evidencia de una fe viva.

Dios nos ha llamado a hacer justicia, amar la bondad, y andar en humildad con Él. En las Escrituras se encuentran las normas y los principios que guían al creyente en su camino. Estos imperativos éticos, los cuales son aceptados voluntariamente por el creyente, nos capacitan para ser parte de los propósitos de Dios en el mundo. Por encima de esto, esto nos llama a una obediencia que no se priva en su disposición para sufrir por causa de la justicia, incluso hasta la muerte. Nuestra vida en Cristo incluye una devoción dadivosa en actos de bondad y misericordia y una participación total en esfuerzos colectivos para aliviar la necesidad y el sufrimiento. El creyente trabajará por la honestidad, la justicia y la equidad en asuntos humanos; todos estos dando testimonio de los derechos inherentes y la dignidad básica que es común para todo ser humano creado a la imagen de Dios. Tales asuntos contemporáneos como el racismo, la vivienda, la ayuda social del gobierno, la educación, el marxismo, el capitalismo, el hambre, el crimen, el sexismo, las relaciones familiares, la senectud, la sexualidad, las drogas y el alcohol, el aborto, el placer, la pornografía, y asuntos relacionados nos llaman a meditarlo en oración, a un análisis detenido, y a la acción apropiada de los cristianos, así como siempre debe permanecer como una preocupación de la Iglesia. Por tanto, recordamos que la fe sin obras está muerta.

© 1975 Forum for Scriptural Christianity Within The United Methodist Church (Good News.) Permission is hereby granted to reproduce this document without alteration, providing credit is given to copyright holder.

The Junaluska Affirmation was developed from the work of a Good News-appointed Theology and Doctrine Task Force chaired by the Rev. Dr. Paul A. Mickey, who was then Assistant Professor of Pastoral Theology at Duke Divinity School in Durham, North Carolina. Additional task force members included: the Rev. Riley Case (retired Indiana Annual Conference clergy); the Rev. Dr. James V. Heidinger II (retired President and Publisher of Good News); the late Rev. Dr. Charles V. Keysor (Founding Editor of Good News); the Rev. Dr. Dennis F. Kinlaw (retired President of Asbury College in Wilmore, Kentucky); Mr. Lawrence Souder (retired layman from Centerville, Ohio); the late Rev. Dr.

Frank B. Stanger (former President of Asbury Theological Seminary in Wilmore, Kentucky); and initially, the Rev. Dr. Bob Stamps, who was then Chaplain at Oral Roberts University in Tulsa, Oklahoma.

La minoría silenciosa del metodismo

El legado del liberalismo teológico

James D. Heidinger II

James D. Heidinger II

Por James D. Heidinger II

Recientemente en un escrito de la conferencia un pastor presentó una defensa del metodismo unido ante ser considerada una denominación “liberal”. El insistió que la “palabra L” no es mala. Como apoyo citó al diccionario Webster donde define la palabra liberal  como “ser generoso, dadivoso y de una mentalidad abierta, etc.”

Tal manera de pensar tan simplista nos compela reexaminar el liberalismo teológico para ver de dónde procede, lo que afirma y lo que no afirma. Definitivamente, las presuposiciones y principios del liberalismo siguen vigentes dentro del metodismo unido.

La mayor parte del laicado tiene poco interés en la teología liberal. Cuando escuchan que se predican formas modernas del liberalismo, las reciben de manera favorable, “Ese sermón era profundo. Pero no estoy seguro que le entendí. No lo capté.”

Pero si las últimas tres décadas les han enseñado algo a las iglesias tradicionales es la bancarrota total del liberalismo teológico. Aceptando esto será una clave importante para la renovación de las iglesias tradicionales.

Las raíces de la fe liberal

El liberalismo comenzó a difundirse entre las iglesias americanas por el año 1880. Trajo grandes cambios a las iglesias cristianas en América durante los primeros 30 años del siglo 19- un período cuando una ola de pensamiento secular inundaba ideas tradicionales americanas.

El liberalismo teológico era el sistema religioso que se mezclaba con la nueva cosmovisión científica de los últimos años de siglo 19. La nueva ciencia declaraba que todos los eventos se podían explicar por medio de las leyes universales de causa y efecto así no dejando lugar para eventos únicos o para la revelación divina. Todo los datos deben someterse a pruebas empíricas para la verificación, así lo instaba. El liberalismo fue esencialmente, entonces, el movimiento que acopló la fe cristiana a los axiomas anti-sobrenaturales.

El primer paso en este acoplamiento fue establecer ciertas doctrinas. El decano de Harvard Willard Sperry caracterizó el liberalismo como la religión “sí, pero”. Diría, “sí, yo creo en la deidad de Cristo, pero el lenguaje de Calcedonia ha venido a ser insignificante. Debemos re-definir la doctrina para hacerla inteligible para nosotros los que vivimos en el siglo 20. Sí, yo creo en el Nacimiento Virginal de Cristo, pero con esto quiero decir…” Y así sigue el asunto.

Mientras que negaba principios básicos del cristianismo histórico, el liberalismo de hecho se consideraba como una ayuda para preservar el cristianismo tradicional haciéndolo relevante para el hombre moderno. Kenneth Kantzer dijo que el liberalismo religioso era un intento de actualizar “una antigua y amada religión para que pudiera sobrevivir en el mundo moderno.”

Principios del liberalismo teológico

Durante la primer tercera parte del siglo, el liberalismo chocó con el pensamiento evangélico. Podemos ver por qué al considerar las creencias básicas de la fe liberal:

  1. El carácter de Dios es un de absoluta benevolencia- sin ira. Todas las personas son hijos de Dios, el pecado no separa a nadie de su amor.
  2. Existe una chispa divina en cada hombre y cada mujer. Por lo tanto, todos son buenos de corazón y solo necesitan estímulo y cultivo para que el bien natural en ellos se exprese.
  3. Jesucristo es Salvador solamente en el sentido que él es nuestro maestro y ejemplo perfecto. Él no fue divino en ningún sentido único. El tampoco nació de una virgen ni hizo milagros, ni tampoco se levantó de los muertos.
  4. Así como Cristo no se distingue de otros hombres excepto en comparación, y no absolutamente, así tampoco el cristianismo se distingue de otras religiones. Sencillamente predomina entre las religiones del mundo, las cuales emanan de la misma fuente básica. Por tanto, las misiones no deberían tener como objetivo la conversión sino en su lugar promover una polinización cruzada de ideas para el enriquecimiento mutuo.
  5. La Biblia no es un registro divino de la revelación, sino un registro humano de las experiencias religiosas de una nación. Por tanto, son pocas las declaraciones o credos que sean esenciales para el mensaje del cristianismo. Las únicas cosas inmutables del mensaje cristiano son sus enseñanzas morales y éticas.

 La Negación de la ortodoxia

Una importante característica de las doctrinas liberales ha sido que son en su mayoría negaciones- es decir, declaraciones de lo que el liberalismo no cree acerca de la ortodoxia tradicional. El liberalismo casi siempre se auto-define en comparación al cristianismo histórico.

Considere por un momento los argumentos citados arriba como negaciones. Toda persona le pertenece a Dios y ninguno se perderá. Por tanto, el universalismo es afirmado y la necesidad de la salvación es negada. El hombre y la mujer son esencialmente buenos y por lo tanto, no pecadores (negando el pecado original). Jesús fue solo un hombre como cualquiera y no murió por nuestros pecados (el Nacimiento Virginal, el sacrificio expiatorio, la deidad y la resurrección de Cristo son negadas). El cristianismo no es único, solo un poco más desarrollado que otras religiones (el mandato misional es negado). Y la Biblia es solo un registro humano, no la Palabra revelada de Dios (la autoridad de la Escritura es negada).

El impacto en el cristianismo americano

El liberalismo teológico estaba eufórico a principios de este siglo porque creía estar en la cresta de la ola intelectual del futuro- y lo estaba. Creía poder librarse de la cosmovisión restrictiva y anticuada de la Iglesia cristiana y así prepararla para la nueva era de oro.

Así que, como estrategia de personas bien intencionadas dentro de la iglesia, el liberalismo buscó atraer gente al cristianismo acomodando el Evangelio a la sabiduría y perspectiva secular y científica del hombre moderno.” Estaba decidido a preservar y fortalecer el cristianismo. Desafortunadamente, el impacto fue justamente lo opuesto ya que el liberalismo devastó la vitalidad de la Iglesia Cristiana en América.

J. I. Packer, una teólogo y autor anglicano contemporáneo, resumió el impacto desastroso que el liberalismo tuvo en la fe evangélica, diciendo “el liberalismo borró completamente el evangelio de la redención sobrenatural del pecador… Redujo la gracia a naturaleza, la revelación divina a reflexión humana, la fe en Cristo a seguir su ejemplo, y recibir la nueva vida a simplemente voltear la hoja.”

El liberalismo estaba decidido a borrar del cristianismo los elementos sobrenaturales (milagros, la Resurrección, etc.) que muy bien pudiera causar desconcierto en la persona que anda en una búsqueda sincera. Y lo consiguió.

Lo que me preocupa de todo esto es lo mucho que esto suena como una teología moderna de hoy. Los estudiantes de nuestros colegios y seminarios de la denominación a menudo cuentan toparse con estas mismas negaciones en sus clases. Y algunos años atrás la revista de nuestra denominación publicó un artículo en el que el autor/teólogo recomendaba que nos olvidásemos de los aspectos problemáticos del cristianismo como los milagros de Jesús, su deidad y resurrección. El autor sugirió que solo nos enfocásemos en las enseñanzas éticas del cristianismo porque ellas son lo más importante. ¡Ay, la generación actual está parada sobre los hombros de la anterior!

Una benevolencia continua

A veces me asombra cuán paciente es la Iglesia hacia el liberalismo y su linaje de ideas subsecuente. (Yo entiendo que ha habido tiempos de hostilidad como durante la controversia Fundamentalista/Modernista en los 1920s y 1930s.) Pero últimamente, parece que hemos venido a ser pacifistas teológicos, ya no asombrados ni ofendidos por las distorsiones teológicas no obstante cuán extrañas sean. Tranquilamente y con benevolencia discutimos el liberalismo o sus últimos derivativos como si estuviésemos discutiendo el Sermón del Monte, sin darnos cuenta que en el liberalismo, el cristianismo histórico ha sido destripado.

Aunque estas personas tienen buenas intenciones, aquellos que reducen la fe para hacerla más aceptable a la mente moderna no le hacen ningún favor a la Iglesia. El liberalismo en sus varios tonos sigue siendo un cristianismo debilitado- el resultado patético de hombres y mujeres pecadores quienes, en su búsqueda de la autonomía intelectual, harían al ser humano la medida de todas las cosas. Es el punto intermedio entre la fe y la incredulidad, entre el cristianismo y el secularismo.

Uno escucha a Dorothy Sayers implorando, “No le haces a Cristo ninguna honra ‘diluyendo su personalidad’ para que no te ofenda. Si el misterio del “drama divino” en que Dios encarnó en Cristo te escandaliza y ofende a los creyentes, “que se ofendan.’”

Mientras que nuestra sociedad sea libre, siempre tendremos en nuestro medio aquellos que quieran mejorar el cristianismo re-estructurándolo. Sin embargo, estemos percatados de cuándo está sucediendo esto.

Mientras tanto, ofrezcamos con denuedo y sin temor la Palabra revelada de Dios a un mundo incrédulo. No nos encojamos de miedo ante la burla de los intelectuales sofisticados para quienes la palabra de la cruz sigue siendo una reprensión. Seamos obreros “que no tienen de qué avergonzarse.” Proclamando el Evangelio sin disfraces, revisiones, o adendas de eruditos. Tengamos el testimonio de su Espíritu para que en verdad prediquemos “con demonstración del Espíritu y de poder.” (I Cor. 2:4)

James V. Heidinger II es presidente y editor emérito de Good News. Este artículo apareció originalmente en la revista de Good News de noviembre/diciembre 1990.